miércoles, 27 de diciembre de 2023

Estoy cansada Señor.

Cúantas veces no hemos tirado la toalla y de rodillas le hemos dicho al señor, ¿Sabes qué? estoy cansada, no doy más, siento que estoy perdiendo hasta la fe. 

"Cansado estoy de mis gemidos; todas las noches inundo (de llanto) mi lecho, con mis lágrimas riego mi cama". Salmo 6:6

Si estás en esta situacion, sintiendo que ya no tienes fuerzas, no te sientas mal por eso, hasta el propio Jesus desfalleció en el huerto de Getsemaní, antes de ser traicionado, arrestado y enfrentarse a la agonía de su muerte.

Jesús ora tres veces al Padre: "...si es posible, pase de mí esta copa..." (Mateo 26:39). La "copa" es una referencia simbólica al sufrimiento y la angustia que Jesús iba a soportar. Jesús tendría que beber toda la copa y, sabiendo lo amargo y difícil que sería, ora para que la copa pase de Él, si es posible. En la misma oración, Jesús dice: "pero no sea como yo quiero, sino como tú", lo que muestra Su disposición a beber la copa en su totalidad y Su total sumisión a la voluntad de Dios ( Filipenses 2:8).

Ser totalmente divino no eximió a Jesús de experimentar la agonía de la muerte.¿Podría completarse el plan de salvación de Dios de otra manera? Los acontecimientos que ocurrieron después de esta oración demuestran que no había otra manera. La única manera de ofrecer la salvación y la redención a la humanidad era que Jesucristo, el sacrificio perfecto, experimentara plenamente el juicio de Dios contra el pecado.

Pero éste no es tu caso, Dios no te está exigiendo un sacrificio como ese,  porque ya Jesús lo hizo.

Lo que sí puede estar pasando, es qué, tu circunstancia actual obedezca a su plan perfecto para ti, y no es que Dios necesite de tu sufrimiento, solo  que a veces eso que nos duele y atormenta es necesario para poder avanzar en su propósito, ahora no lo comprendes pero podras verlo cuando pase. 

Dios permite que se alejen de nosotros personas, trabajos, cosas y todo lo que, aunque en apariencia te está funcionando medianamente, estorba para los planes perfectos que Él tiene para ti. 

Dios tiene planes buenos para ti; no son planes para que falles o seas derrotada, sino para que «prosperes». No son planes regulares o mediocres sino que son «buenos, agradables y perfectos» (Romanos 12:2). Pero Dios no forzará sus planes en ti sino que necesita de tu cooperación. Este momento por el que estás pasando es un paso en el camino al proposito que Dios tiene para ti. 

Suelta tu carga y confía en su voluntad por demás perfecta, no tienes que sacar la fe de donde no la tienes, si es que la perdiste por un momento, no tienes que hacer nada, solo abandonate y permite que Dios  restaure tu fe y te comience a mostrar lo que tiene para tí. 

Ya sea que la reparación que necesitas se encuentre en tú corazon, finanzas o relaciones, Dios siempre tiene un plan para sanar y restaurar. Aunque no conozco los planes exactos de Dios para mi futuro, sí sé que Él es bueno, y creo totalmente que restaurará mi corazón y que mi vida están en Su lista santa de cosas pendientes. Coloca la tuya en su lista y espera con paciencia, que el sabe lo que necesitas mejor que tú.

Nuestra entrega total y fidelidad siempre abrirán la puerta para que Dios inicie tu proceso de restauración.

Escribe tu nombre en la Vara .


"¿Qué es lo que tienes en la mano?" preguntó el SEÑOR- Una vara respondió Moisés.

Éxodo 4:2

Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco. 

Éxodo 14:15-31.

El Señor le dice a Moisés que porque clama a Él, si ya tiene la autoridad, que lo único que tiene que hacer es actuar en su nombre y tomar la autoridad sobre cualquier cosa que se este oponiendo en el camino del pueblo del Señor. Vemos que Dios paró en seco la prédica de Moisés. Lo que Dios le estaba diciendo es:

“Ya basta de palabras, Yo sé que tu crees, pero AHORA ES TIEMPO DE ACTUAR. De mostrar esa fe en obras, de nada sirve creer, si no vamos a actuar, no actuar por fe, es no tener fe, la fe se demuestra actuando, no existe la fe sin obras. Hay un tiempo para creer, y un tiempo para actuar. Si no actuamos en el momento que viene la fe, esa fe se convertirá en incredulidad y dureza de corazón.

El Señor le preguntó a Moisés ¿Qué es lo que tienes en la mano? y Moisés en ese momento tenía una vara, el señor le demostró que con esa vara podía dividir el mar. ¿ Qué es lo que tienes en la mano? ¿Con qué cuentas? de que herramienta te dotó el Señor? que don te dio el Señor?

Utilízalo y también podrás hacer lo que Moisés. El Señor nos da a todos el poder de hacer cosas, de lograr imposibles, él solo te pregunta ¿Que tienes en la mano? ¿Con que cuentas? Revisa cuales son tus herramientas, usa eso que tienes a mano en ese momento y conviértete en el héroe de está profecía.

Eso fue lo que hizo Moisés, cuando escuchó el mandato de fe extendió su vara y el mar se abrió en dos, los hijos de Israel pasaron en seco, pero los egipcios murieron ahogados.Si tu has oido  la Palabra, y la fe ha crecido en tu corazón, es el momento que actúes en ella. Tu recibirás las cosas que deseas de Dios. Moisés escuchó la predicación de Jesús; luego creyó, y en tercer lugar actuó en la Palabra de Dios.

Moisés, como pastor, tenía una vara en la mano cuando pastoreaba ovejas en el desierto  esta vara más tarde se conoció como la vara de Dios, un símbolo de la autoridad que Dios le dio a Moisés.

Esta misma vara sostenida por Moisés demostraba su autoridad en acción. La vara de Dios en la mano de Moisés. Se convirtió milagrosamente en serpiente, y luego volvió a ser vara (Éxodo 7:9-10). Convirtió las aguas del Nilo en sangre (Éxodo 7:17). Provocó plagas de ranas (Éxodo 8:5), piojos (Éxodo 8:16-17), granizo (Éxodo 9:23) y langostas (Éxodo 10:13). Fue alzada sobre el Mar Rojo cuando iba a ser dividido (Éxodo 14:16). Se elevó en oración sobre Israel en la batalla victoriosa (Éxodo 17:9). Golpeó la roca y trajo agua (Números 20:11).

Escribirás el nombre de cada uno sobre su vara.Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a vosotros. Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros.

Florecerá la vara del varón que yo escoja: Esto no solo sería obviamente una señal milagrosa; el florecimiento de la madera muerta hablaba de dar fruto. Dar fruto –dar fruto milagrosamente.

Asi que  alza tu vara...actúa, pon en obras tu fe, conviértete en el héroe de la profecía.

 

 

 

 

 

 

 

Señor ¿Porqué no estás haciendo nada?

 ¿Son tan puros tus ojos que no puedes ver el mal; no te es posible contemplar el sufrimiento? ¿Por qué entonces toleras a los traidores? ¿Por qué guardas silencio mientras los impíos se tragan a los justos? Le preguntó Habacuc al Señor en el capítulo 1 versículos 13 y 14.

El profeta Habacuc era un hombre con un corazón tierno, sensible, que detestaba ver como la ilegalidad se generalizaba impunemente. Le desagradaba profundamente ver a la gente inocente que era amenazada, explotada, ignorada y destruida. Y al dirigirse a Dios se preguntaba: ¿Por qué no estás haciendo nada para evitar esta situación tan injusta?

Esa misma interrogante profirió el autor del Salmo 73, versículos 2 y 3, al decir: "En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies, ¡por poco resbalaron mis pasos!, porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos". Este hecho estuvo a punto de apartarle de su fe, ¿por qué no estaba Dios haciendo nada al respecto?

Así como Habacuc y el salmista, en ocasiones, aun sin increparlo de frente por temor, muy en el fondo de nuestros corazones, está esa pregunta que le hizo Habacuc al Señor ¿Por qué habrá tanta injusticia si existe Dios? Palabras más, palabras menos.

El Señor respondió a la pregunta de Habacuc con una corta y contundente frase: "El justo por su fe vivirá" (Habacuc 2 - 4).  El siempre nos responde como lo hizo con Habacuc, que confiemos en él y sigamos sus preceptos.

Pero la respuesta del Señor solamente aumentó la confusión del profeta sin darse cuenta de que su fe, se estaba poniendo a prueba.

¿Piensas que no estoy haciendo nada? Le dice el Señor más adelante, "Yo no estoy contemplando al mundo desde una perspectiva lejana. Estoy muy implicado en lo que está ocurriendo", le responde. Dios está actuando de una forma soberana en el universo. Él está haciendo algo en todo momento. Y continuó diciendo en el "Porque haré una obra en vuestros días, que, aun cuando les contara, no la creerían". Dios le estaba diciendo al profeta que cuando le dijera lo que estaba llevando a cabo, le iba a resultar difícil creerlo. Termina el capítulo con las alabanzas de Habacuc al Señor.

Así, esas mismas preguntas que tienes en tu corazón, serán respondidas en su tiempo. Dios sí, está haciendo algo en tu vida, sí, sí, está mirando todo eso que te afecta a diario y muchas veces te hace dudar de él, increparlo y hasta envenenar tu corazón por esta causa, amargarlo y responder con ira, insensatez y soberbia. Te invito a creerle al Señor, te asombrará porque hará en ti también una obra en tus días que, aun cuando te lo contara, no le creerías.

Habacuc 1 versículo 5 “Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis”.

 

Capitulo 23. Mi vida, una cadena de milagros


         Como seres humanos nacemos insertos en un mundo, en un país, en una comunidad. Muchas veces, la idea de “formar parte” sólo queda referida a “hacer uso” de lo que ello nos brinda, sin tomar conciencia de nuestro rol en relación con su progreso, bienestar y equilibrio, entre otras.

Tenemos la posibilidad de actuar, incidir, contribuir, sobre el medio en que vivimos, de ser ciudadanos no sólo para tener beneficios de habitar en un lugar con sus privilegios sino, para responsabilizarnos sobre lo que, en nuestro medio ocurra, pensar gratuitamente en contribuir al bienestar de otros, aun cuando no los conozcamos, es lo que ha hecho le diferencia en nuestras vidas.

         Estoy convencida de que los milagros que nos suceden, son un eslabón para unirnos a otros, yo recibo y doy, así funciona.

         Lo veo a diario en ustedes, mis hijos, cuando hablamos y me cuentan su día a día, compruebo cómo están comprometidos con el bienestar de otros, con cada gesto, cada decisión que toman en pro de los demas.

Agradecida y en paz me siento con esta familia que Dios me dio. Lo que más aprecio y me da mayor tranquilidad, es tener la certeza de que saben que dar y recibir van unidos, que es el movimiento natural de la abundancia, dar equivale a crear, porque están permitiendo que esa paz y dicha continúe su camino obrando milagros en sus vidas y la de otros.

Y esto lo siento desde que era niña, ahora entiendo la famosa “caravana” de mi papá, cuando íbamos a algún lado en varios carros, ese ver el uno por el otro, que hace que hoy día, a pesar de la distancia mis hermanos yo estemos siempre presente en la vida del otro, que cuando algo sucede se abra ese chat “Hermanos Martínez” y comenzamos a brindar ese apoyo para solventar cualquier situación.

         Mi abundancia viene de ese lazo de amor que heredé. Y que pude transmitir a mis hijos. Tan bendecida me siento que, todos los días me sale del alma darle las gracias a Dios por esta vida que me dio. Mirar cómo se insertan en esos lazos milagrosos que nos unen.

Siento que mi vida es perfecta con todo y las pérdidas y los sufrimientos, porque está conducida por Dios, y ese Dios está en la vida de cada uno de nosotros, como Padre, guía y sostén. Ustedes han aprendido a dejar que sea Dios quien mueva los hilos de sus vidas, saben que sus planes son más grandes y mejores que los nuestros. Han aprendido a esperar en sus tiempos, con su paciencia, a ver cómo se desarrollan los hechos con la certeza de que lo que viene será glorioso, y forman parte preciada de su creación.

 

 

Capítulo 22. Cuando el dolor toca a tu puerta

 

El dolor no se minimiza enfrentándolo, no cesa llorando. Es un malestar gradual que pone en juego conceptos como la desesperanza, la frustración, la rebelión, el malhumor, la inquietud, la incomprensión. Este dolor no se calma. Es un proceso que está ahí, que sigue, pero que si no se controla te orilla irremediablemente a la incomprensión de tu situación y a acciones no siempre buenas. El dolor es una realidad tan evidente como el amor, tan plena y profunda como el querer a alguien.

     El peor dolor al que he tenido que enfrentarme en mi larga vida ha sido el de la enfermedad y partida de mi nieta Ariadna. Un día cualquiera le apareció un pequeño bulto debajo de las costillas, esa pelotica convirtió su vida en constantes visitas al médico, exámenes, imágenes, cirugías, tratamientos. En su larga estancia en el hospital las rodeaba gente con otras cirugías, otros tumores, otras edades, lesiones similares a las de ella, que irremediablemente te hacían entrar en el juego de la comparación. - ¿Cuánto tiempo llevas?, ¿Qué te paso?, ¿Te ha funcionado? -

     Enseguida se coló por un huequito la desaliento y cuando la desesperanza aparece en la vida hay pocas cosas que te pueden ayudar, la mayoría de las cuales no logran reanimar el espíritu. Cuando en cuestión de minutos caes en cuenta de que tu vida, tan llena, cambia de manera abrupta para dejarte en un sinsentido aparente, ¿a qué puedes recurrir? Al perder el rumbo de la vida, tan perfectamente organizado y dirigido, por tus intereses personales, por la imposición de un mundo que nos somete a sus exigencias superficiales, y tener que enfrentar una realidad que nunca pensaste vivir ni en la peor de tus pesadillas.

    

     Con este testimonio específico me queda muy claro que la Fe y la oración son los ejes que mueven verdaderamente nuestras vidas, son éstas quienes se mantienen fielmente a tu lado y son quienes te reconfortan y te dan las fuerzas necesarias para salir adelante de la pesadilla que con ninguna otra “ayuda” podrías haber superado.

     Sin embargo y para nuestra fortuna, tanto la fe y esa amistad íntima con Dios, que es la oración, no la venden en ninguna tienda, solo se consigue con la perseverancia diaria y con el convencimiento de que es Dios nuestro Señor, el verdadero camino para resistir y para decidir avanzar a pesar de. Es necesario dar el sí, un sí lleno de compromiso para poder descubrir el amor incondicional que nos da a todos pero que no todos vemos o no queremos ver por distintas circunstancias. Un sí que implica constancia y aceptación de su voluntad, un entregarnos en las manos de nuestro creador y que conlleva a un “hágase en mi según tu palabra” y actuar en consecuencia, con la confianza que un hijo le tiene a su padre, sin más cuestionamientos.

     Es una lección difícil de olvidar una vez que lo has vivido, si lo pudiéramos entender sin que nos suceda ningún percance, nuestras vidas y nuestro mundo serían muy distintos.  

     El desarrollo que quiero hacer de estos sucesos, va dirigido a una sola interrogante, ¿El porqué de un evento tan dramático? No es lógico, ni humano, ni justo en toda la extensión de la palabra, vivir un evento tan traumatizante y no poder sacar conclusiones concretas para aplicar en la vida y más injusto si esas conclusiones no las transmites a otros, es por eso que hoy a años de estos eventos decidí escribir esto, tratando de entender los mensajes que Dios quiso expresar en su singular y misteriosa pedagogía de vida.

     Convencida de que una fuerza sobrenatural es el orquestador de nuestras acciones y por muy independientes, seguros y confiados que estemos en nuestras vidas, existen situaciones que por más preparados, si no reconocemos la autoridad y magnificencia de Un Todopoderoso, nos vamos a derrumbar y todas nuestras seguridades y garantías de bienestar se desmoronarán  cayendo en la vorágine de la desesperanza y frustración del vernos impotentes  e incapaces de enfrentar la situación por nosotros mismos.

     “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” como Pablo, ese ha sido una de las máximas que ha marcado este camino para mí, para mi hija y mi familia. Si no llegamos al punto de reconocer nuestra miseria física y entendemos que por mucho que ahondemos en la ciencia y las seguridades que el Mundo nos ofrece estaremos completamente vulnerables a los reveses del destino y no seremos capaces de enfrentar los misterios que nos guarda la vida, no vamos a poder con su penosa carga. En minutos todo te puede cambiar, las ideas que pasan por tu mente pueden adoptar una nueva perspectiva repentinamente.

     ¡Qué contrastes!, Cómo cambian los horizontes de un minuto a otro. Hoy tienes todo y mañana no, y solamente con este sentido grave de temporalidad, de instrumento, de administrador de los bienes recibidos, pero no dueño, solo así, puedes encontrar respuestas más concretas y validas en la vida.

     Debo puntualizar que la relación con el Todopoderoso, no es de – me hiciste, ahora te hago -, ni tampoco de castigo o incluso como algunos lo proponen de fichas de ajedrez donde Dios se divierte con nosotros en el juego de la vida. La concepción de Dios hacia nosotros los hombres es de hijos y padres y el denominador común es el AMOR, y por descabellado que suene, lo de mi nieta fue una muestra infinita de amor.

     Hay que estar atentos a la gracia que tenemos. Es imprescindible que enumeremos todo lo que Él ha querido que administremos, salud, trabajo, amor, y una vez reconocido agradecer. A todo esto, le debemos incluir el ingrediente de temporalidad dirigiéndonos al Cielo con un rezo similar a esto. Sí, Dios mío, tengo los bienes, pero solo mientras Tú quieras que los administre, si en algún momento tengo que perderlos, dame la fuerza para seguir.    

No creo que estuviera mal lo que yo hacía con mi familia. El punto que creo había omitido, al menos yo, era el creerme garante de todo y de todos. Yo garantizo que todo estará bien, yo garantizo la comida, la ropa limpia, el cariño…y no, no era así, a pesar de mis presumidas garantías. ¡Zas ¡pasó, ¿En qué momento me descuide? ¿Qué hice mal?  en ningún momento, no hice nada mal, salvo el creerme la garante de todo, omnipotente. Y es que resulta que definitivamente nada depende de mí, sino del creador y su perfecta voluntad.

El practicar la humildad en la vida cotidiana entendiendo que soy afortunada en poder decidir una u otra cosa, y entender que no dependen de mis los resultados sino más bien saberme la administradora.

     Cada vez que me refería al milagro de las cirugías del Dr. Castellanos en mi nieta, y cómo había salvado su vida en tres oportunidades mi hija me corregía, “Dios mamá, no el doctor” Finalmente lo resumí en el sentido de administradores, entendí la indiferencia que le da a Dios a los protagonismos. El Doctor Castellanos fue el administrador de esa gracia de Dios, el fungió como el actor de ese milagro cuyo guion fue obviamente de Dios.

     La terapia intensa durante incontables meses, años que tuvo que soportar mi nieta y por ende mi hija, fue una escuela de enseñanza. El dolor, la incomodidad y el yugo, solo lo llevaron ellas, su realidad no se compara con la de ningún otro, no se mide con la de nadie porque el dolor es como el amor, exclusivo para cada persona, ¿el dolor la quimio?, ¿Es bueno este doctor? -, y empiezas a echar culpas a incompetencia médica y a agentes externos que no puedes controlar.

     Pero la situación común que tiene el dolor físico como el dolor racional es la desesperanza.

Nada tiene comparación con el hecho de sobrellevar un dolor del alma, una angustia de no entender el futuro, una llaga supurando al no tener esperanza. El dolor físico es algo puntual, el dolor del alma es y no es al mismo tiempo. El dolor en el espíritu enajena, te deja completamente desarmado porque no sabes contra que estas luchando. El dolor de tu esencia es una derrota anticipada que comienza con el final.

     Con estos agravantes que padecían mi hija y mi nieta, comenzó una experiencia rica y apasionante de nuevos conceptos, claros y lacerantes como agujas incandescentes que me enseñaron a entender la vida con otra perspectiva más sabia. Con el dolor a cuestas puedes ver cuán débil y miserable eres, entiendes la ficción del bienestar comprendiendo el malestar, viendo que el sentirse bien es la ausencia de dolor y lo que realmente existe y evidencia tu realidad es la proporción de dolor en tu vida. Al dolor se le lleva a cuestas y lo entiendes solo cuando lo puedes elevar.

Lejos de entender el dolor como algo que te hace menos y del cual no puedes sacar conclusiones sabias en tu vida. Lejos de hacerlo a un lado y evitarlo a como dé lugar, Mi hija me enseñó que en el dolor hay respuestas muy profundas a todos los acertijos de la vida y, compensa la balanza tan gravemente decantada por el bienestar y el placer instantáneo.

     La felicidad cuesta, está compuesta de entrega y dolor y no podemos descomponer el binomio porque el resultado no sería el mismo. Estamos nerviosos buscando la erradicación del dolor, de saltarnos ese aderezo y aun así disfrutar la ensalada.

     Seguramente sonara ambiguo y hasta sin sentido muchas de mis posturas aquí descritas, sin embargo, ver el dolor de esta manera enriqueció mi vida y dio un sentido a mis sufrimientos.

     Recuerdo que cuando comenzó todo, muchas personas al enterarse de la condición de mi nieta y enfrentarse al panorama nada promisorio, lejos de animar a mi hija, se ponían a llorar desconsolados y en ese momento quien fortalecía y animaba a todos era precisamente mi hija. Los invitaba a que tuvieran Fe y que el resultado pues era lo de menos, la entrega ya estaba hecha.

     La lección aquí es clara, reconocer nuestra categoría de hijos de Dios y nuestra miseria como promotores de nuestro destino. Sentir tristeza o congoja es relativo, porque eso es un estado de ánimo, pero la confianza de que se ha hecho lo correcto, esa tranquilidad, solo se puede con la Fe. Recuerdo las palabras de mi hija mientras mi nieta estaba en el quirófano “Señor, tú ya proveíste el cordero” ella estaba segura que el cordero no sería su hija, yo por mi parte estaba tranquila, sabía que se haría su voluntad y ese sentimiento nunca me llenó de angustia, sino todo lo contrario de esperanza. No cabe duda que la práctica hace al maestro, y el terreno de la Fe y la renuncia es igual de basto como pudiera ser cualquier otro.

     Muchas veces creemos que el protagonista es el que sufre más, el que se lleva las lecciones de vida y absorbe unilateralmente las gracias, sin embargo, en eventos como estos hay múltiples enseñanzas, recuerdo las palabras del doctor, respondiendo a su ciencia nos regaló una detallada descripción de lo sucedido en el quirófano. Se tenía una ruta trazada para abordar el tumor y lo que se hizo fue algo completamente diferente, no por falta de profesionalismo sino más bien por algo sobrenatural. Cuenta como sentía que las manos eran dirigidas por Alguien más, que las instrucciones brotaban en el momento firme y claro, no preconcebido no obstante adecuado y exitoso. Un hombre deslumbrado por el conocimiento, la ciencia y entregado al oficio más reconocido de la humanidad, percibió un mensaje de Fe y según nos contó luego esto marcó su vida.

     Sabemos que Dios no habla, no se sienta contigo a tomar un café y charlar de forma interactiva como lo haría cualquier amigo. Dios escogió un lenguaje infinitamente más rico y pleno, un idioma que abarca los cinco sentidos a la vez e incorpora un sexto que integra y armoniza el mensaje. El alma es el recipiente donde bebes el agua que de otra forma se te cuela por los dedos. Los mensajes de Dios son tan claros como tu propia existencia. Dios grita en susurros, constantes y repetitivos todos los instantes de la vida.

     Con estas experiencias empiezas entonces a encontrarte sorprendiéndote de lo grande que eres cuando eres generoso, cuando das lo que más cuesta, cuando vas más allá, cuando renuncias a ti mismo y te abandonas en Él. Llegas a capitalizar la importancia única e intransferible de tu misión en la vida.

     Uno de los grandes pilares a los cuales tuve que aferrarme, que me llenaron de luz y esperanza para sobrellevar esta situación y que Dios puso desde siempre en mi camino, fue la cantidad de seres queridos que estuvieron a nuestro alrededor. Y ahí es donde me cuestiono ¿Quiénes son los verdaderos millonarios en este Mundo?, definitivamente aquellos que tienen familia, amigos y que cuando necesitas de ellos están prestos a demostrarlo.

     Otro ejemplo claro fue la gran solidaridad que se mostró con cadenas de oración, y demás demostraciones de Fe que existió alrededor de mi nieta en todo el mundo. La solidaridad, el cariño y la abnegación de mis seres queridos, cuando los problemas nos nublaron el horizonte y mermaron la esperanza fueron un abrazo fraterno y el canal para encontrar la luz. Las acciones que no se dijeron, pero algún día se descubrieron y se presentaron más nobles y frescas que en el mismo momento de realizadas, o simplemente el estar, dan una fuerza impresionante que te invita día a día a salir adelante.

     Estas acciones no solo sacan como fruto vencer el problema inmediato, sino que generan otra reacción importantísima para poder ser consecuente con lo recibido. Esta es la responsabilidad de decirlo, el compromiso de gritar a los cuatro vientos que tú, que hoy lees esto, fuiste decisivo en este proceso que nos tocó vivir y que estamos en deuda moral contigo. Entendí con todo este proceso el misterio del dolor y la desesperanza como luz, para encontrar el verdadero camino.   

 Tú entorno, la gente que te rodea como instrumento de apoyo, consuelo y compromiso. Y por último que no somos garantes de nada, no somos los que garantizamos el futuro de nuestros hijos, ni los que les evitamos nada ¿O sí? no, claro que no, porque no somos omnipresentes, ni omnipotentes no somos Dios.

Mi nieta partió, luego de haber permanecido en remisión un buen tiempo, sucumbió ante una epidemia de Salmonella, que, aunque activó el tumor de nuevo, fue ella y no el tumor quien tuvo la última palabra, nos cuidábamos de un tumor, batallábamos con él y de pronto se coló una insignificante intrusa y terminó con su vida física.

La respuesta a esto, no la tengo. Solo Dios sabe por qué y para qué, yo solo sé que tengo una hija fortalecida, que pasó por un dolor que solo el que lo sufre puede dimensionarlo, es un túnel oscuro que pasó sola, sin la compañía de nadie, no es posible por más buenas intenciones que tengamos, acompañarla por ese angosto y agónico camino. Lo bueno es que al final encontró la luz.

No solo mi hija, la familia toda se fortaleció, se unió más, valoró más los encuentros, los abrazos, el estar presente y sobre todo lo necesario e imprescindible de contar con el amor y la compañía de Dios en todo momento.

Quisiera decirles que, si creen en Dios, nada malo les va a suceder, que no tendrán pérdidas ni sufrimientos, pero no es así, lo que si puedo decirte es que en todas ellas estará contigo, te va a fortalecer, que, sin él, quedarás a mitad del camino y tal vez no logres atravesar el túnel.

Lamentablemente, el sufrimiento es parte de la experiencia humana. Las pérdidas son parte de la vida, y la aflicción es una respuesta natural a la pérdida. Pero tenemos la esperanza de Dios, y sabemos que Él es lo suficientemente fuerte para llevar nuestras cargas. Podemos entregarle nuestro dolor porque Él cuida de nosotros. Podemos encontrar consuelo en el Espíritu Santo, nuestro Consolador.

Aprendí con esta experiencia que ningún ser humano, llámese médico, o madre en mi caso, puede garantizar nada, Dios es el garante de la vida y yo solo soy el administrador.

Que el sufrimiento es un misterio, que no nos ha sido revelado, pero que es más fácil pasar por él de la mano de Dios, cualquier cosa que diga será dudoso; que si son pruebas, que si el sufrimiento es para fortalecernos, que si Dios lo permite, o si lo causa. No me pertenece la verdadera causa del sufrimiento porque simplemente es un misterio, solo me ha sido revelado que es con sus fuerzas que puedo seguir de pie.

No tiene explicación humana el que una niña sana, que solo quería vivir y ser feliz, tuviera que pasar, por tanto. Que una madre feliz con su princesa tuviera que verla padecer de la manera más cruel que pueda existir, ¿Tendría esto una explicación racional? No, no la tiene. ¿Permite Dios, pudiendo impedirlo que cosas como estas sucedan así sea para glorificarse? No, tampoco lo creo, creo que él sufrió junto a sus hijas.

Lo que si pude ver fue como Dios actuaba, pude sentir su presencia en todo momento, lo vi en el testimonio del médico, contando como Dios dirigía sus manos en la cirugía y lo conminaba a hacer cosas que no había pensado hacer, por ejemplo. Pude ver en el sufrimiento ese mensaje de compasión. Vi la compasión en acción, tantísima gente desbordada a esta causa. Vi mensajes de unidad, pues fuimos todos uno alrededor de su sufrimiento, tanta gente alrededor del mundo unidas en oración. Un evidente mensaje de consuelo, fuimos consolados por él y consolamos a otros, lo que nos permitió avanzar y estar hoy día de pie y reconfortados.  

 

Capítulo 21. Acciona el poder que Dios te dio y crea.


Aprende a crear, aprende a accionar ese poder de quien te hizo a su imagen y semejanza, y dejó todas las instrucciones dentro de ti, nadie tiene nada que decirte o aconsejarte, tu solo escucha esa voz interior que no es otra que la de su santo espíritu hablándote al oído, para date dirección.

Nada irreal existe, nada real puede ser amenazado

El temor paraliza, cambia la realidad siempre, esos “Y si” tan difíciles de erradicar, de cambiar por la certeza, de aquello que se espera pero que no se ve.

Tengo muchos testimonios, pero el más reciente, fue el de ver a uno de mis hijos omitir esos “y Si” por la certeza. Generalmente cuando te anuncian un embarazo “el deber ser” es dejar pasar tres meses antes de hacerse ilusiones, incluso antes de celebrar, vivir esos tres meses angustiados atesorando sin querer la posibilidad de que algo no esté bien, es entonces pasados esos tres meses que puedes estar “seguro” de que él bebe nacerá, porque luego vienen los restantes meses de incertidumbre por el temor de que algo pase con él bebe, el parto, la mama.

Mi hijo compró la cuna de su bebe, a tan solo semanas de saber que vendría al mundo, y la armó, a los tres meses y luego cuando tuvieron  la revelación del género, adquirió la ropa del niño, en ningún momento, dejó pasar un hilo de temor, pensando que algo pudiera salir mal, fue tal su confianza que creó lo que quería , ser padre de nuevo y no le dio la posibilidad a otro pensamiento, a otro escenario.

Ese es solo un ejemplo, y uno de los más difíciles de aceptar. Si te preguntara en este momento ¿Comprarías la cuna de tu bebé, a tan solo semanas de enterarte del embarazo y la armarías? ¿Cuál sería tu respuesta?

Esta es la parte más difícil y más necesaria, accionar esa fe ciega, ese poder creativo que Dios te dio y que usualmente no utilizas, somos como ese IPhone al que no le activamos todas las funciones y solo nos beneficiamos de lo básico.

Dios nos dotó de todo ese poder para crear, la única condición es que no tuviera una sola grieta de dudas, en eso consiste el poder de Dios, es difícil, pero cuando lo practicas. Puedes constatar que si puedes crear de su mano esa realidad que quieres. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capitulo 20. Los muertos no salen


¿Los muertos salen? ¿Hay almas en pena? ¿O espíritus vagando?

“Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol”.

Esto quiere decir que los que han muerto no pueden tener, ni tienen ningún tipo de relación o contacto con los que estamos aquí en la tierra. La Biblia enseña que los que han muerto no tienen más parte con los que estamos aquí en la tierra como vemos en Eclesiastés 9:5-6.

Los cananeos consultaban a los espíritus y a los muertos con la esperanza de obtener poder y de predecir los eventos futuros. Esta práctica es una abominación ante Dios y es la razón por la que los cananeos fueron expulsados de esa tierra. Israel recibió la advertencia de no imitar a los cananeos, pues de lo contrario ellos sufrirían una pena similar.

El contacto con los muertos no es cierto porque, los espíritus de los muertos no pueden comunicarse con los vivos. Sin embargo, es una práctica muy común, cuando un familiar fallece, que la persona quiera comunicarse con él a través de “médium” una especie de intermediario que sirve de intercomunicador con el más allá.

Mi mamá tenía una amiga que decía hablar con los espíritus de los que ya no estaban en este plano, yo era muy pequeña y no se me permitía estar en estas sesiones de “espiritismo” en las que mi mamá anhelaba comunicarse desde el más allá con la suya. Me escondía para ver todo lo que sucedía, y podía detallar como la señora Elba (la médium o intermediaria) “entraba en trance” y comenzaba a temblar como si de un ataque de epilepsia se trabara y cómo cambiaba la voz para generar el supuesto mensaje. Mi mamá casi siempre acababa con la conexión por el miedo que le daba.

¿Con quiénes se están comunicando, entonces, los médium y espiritistas? Si efectivamente están comunicándose con un ser espiritual, lo más probable es que sea un impostor cuya verdadera intensión sea engañar. La Biblia siempre prohíbe la práctica de la necromancia.

Algunos seguramente intentarán defender la necromancia señalando el pasaje de 1 Samuel 28. Aquí Saúl pide a la adivina de Endor que llame a Samuel de la tumba. El espíritu de Samuel se levanta y anuncia un mensaje profético a Saúl. Las opiniones de los estudiosos bíblicos están divididas con respecto a este relato.

Cualquiera sea el punto de vista que uno defienda, es claro que este versículo no nos alienta a consultar con los médiums. Saúl en este momento de su vida estaba fuera de la voluntad de Dios y debido a que el Espíritu de Dios le había abandonado, no podía recibir palabra de Dios. Desesperado, y siguiendo una constante en su vida, desobedeció a Dios, y sufrió las consecuencias. Este relato de Saúl nos enseña una lección y no es un ejemplo que debamos seguir.

Un minuto después de la muerte ¿Qué sucede con nuestro último aliento? La Biblia nos enseña lo que habrá de ocurrir. En primer lugar, nuestra alma y espíritu inmaterial se separan de nuestro cuerpo físico. 2 corintios 5:8 dice: "Así que nos mantenemos confiados y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir junto al Señor".

No habrá demora en un estado de inconsciencia al que muchos denominan "sueño del alma”. Estaremos de inmediato ante la presencia de Dios. En segundo lugar, el alma en el cielo se perfecciona en santidad, y desaparece por completo nuestra antigua naturaleza pecaminosa. Hebreos 12:23 menciona "los espíritus de los justos que han llegado a la perfección". Los espíritus de los santos están en el reino de los cielos y han llegado a la perfección. La lucha contra el pecado que describió Pablo y en la cual participan todos los cristianos finaliza para siempre cuando, después de la muerte, entramos en nuestra condición glorificada.

¿Entonces, qué pasa cuando se nos aparece un muerto?

Cuando morimos nuestro cuerpo se vuelve polvo, pero nosotros no solo somos cuerpo, también somos espíritu y la escritura enseña, que el espíritu sube a Dios. Así que no hay espíritus vagando por este mundo ni almas en pena esperando algún tipo de descanso.

Bueno ya sabemos que no son de Dios estas apariciones, primero porque no dan paz y todo lo que viene de arriba es bueno, da paz, da sosiego. Yo recomiendo que cuando esto suceda te pongas a orar e invocar la presencia del Señor, ignorando por completo dicha aparición, ya verá que pronto desaparece porque la Biblia dice en Santiago 4:7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Y por diablo entendemos ese pensamiento negativo e inquietante.

Deuteronomio 18:10, 11 dice: Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos.

Capitulo 19. Tu Tesoro está escondido donde estas acostado


    “Hay un porvenir cuando lo que ahora constituye tu dolor será tu gloria. Nada más triste para Jacob que la tierra sobre la que dormía con una piedra por almohada. Era la hora de su pobreza. Era su noche oscura. Era el momento de ausencia de su Dios. El Señor estaba allí y él no lo sabía. Despierto de su sueño, descubrió que el día de su prueba era la aurora de su triunfo.

Pregúntales a los grandes del pasado cuándo empezó su prosperidad y te dirán: comenzó en el frío suelo donde dormí.

Pregúntale a Abraham y te indicará hacia el monte Moria.

Pregúntale a José y te orientarás hacia su calabozo.

Pregúntale a Moisés y te mostrará el cesto flotando sobre el Nilo.

Pregúntale a Rut y te darán deseos de hacerle un monumento en

los campos donde trabajó con tanto afán.

Pregúntale a David y te dirá que sus cantos salieron de la noche.

Pregúntale a Job y te dirá que Dios le respondió desde un  

torbellino.

Pregúntale a Pedro y enaltecerá su sumersión en el mar.

Pregúntale a Juan y te mostrará el camino de Patmos.

Pregúntale a Pablo y atribuirá su inspiración a la luz que lo dejó

ciego.

Pregúntale a uno más solamente, al Hijo de Dios. Pregúntale cuándo comenzó a reinar sobre el mundo y te responderá: “Cuando estaba sobre el frío suelo en Gestsemaní; allí recibí mi cetro.” ¡Tú también, alma mía, puedes ser laureada en Getsemaní! La copa que quisieras pasará de ti, será la que te corone en el dulce porvenir.

La hora de soledad te coronará. El día de depresión te festejará. Tu desierto romperá a cantar. Los árboles de tu selva silenciosa son los que aplaudirán. Las cosas postreras serán primeras en el dulce porvenir. Las espinas serán rosas. Los valles serán montes. Lo curvo será línea recta. Los surcos serán tierra plana. Las sombras serán resplandor.

Las pérdidas serán ganancias. Las lágrimas serán peldaños de oro. La voz de Dios en tu noche te dirá: Tu tesoro está escondido en el terreno donde estas acostado”

Autor: George Matheson citado por Manantiales en el Desierto.

Reflexionando sobre este relato a todos nos ha tocado colocar la cabeza en algún duro suelo, reconforta saber que, justo ahí está escondido nuestro tesoro.  Mis hijos, nietos y yo abandonamos nuestro país, nuestras comodidades, nuestro hogar, nuestro trabajo, para comenzar de nuevo en otro país, y no todos en el mismo, unos en Estados Unidos, otros en Argentina, en Chile.

Absolutamente todos redujimos nuestras vidas a escasas 2 maletas de 23 kilos cada una, tuvimos que comenzar y reinventarnos en otras tierras, pasar por procesos incluso denigrantes, como no recibir la paga luego de un día de trabajo que hacías, días de caminar repartiendo hojas de vida, viendo como los pocos ahorros que te llevaste se vuelven ínfimos, títulos engavetados para hacer aquello que nunca imaginaste, cuando te paraste en ese pódium a recibir los honores académicos. Tener que repartir más de doscientos paquetes diarios para ganarte el sustento. Aceptar una paga injusta por no tener el permiso de trabajo. Y no se trata de que tu oficio ahora signifique menos, es solo que debiste dejar de lado las expectativas, planes y metas que, tenías hasta ahora y para lo que creíste que habías nacido.

Pero Dios siempre estuvo ahí, a tu lado, viendo esa metamorfosis que sufrías de la que saldrías fortalecido y con una nueva vida, comprobando que cuando pasas por terrenos complicados él ha hecho brotar agua de tus desiertos, haciendo un hermoso estanque y cuando en ti todo era sequedad, lo convirtió en manantial.

Dios estuvo todo el tiempo con tu recompensa en la mano, para entregarte tu trofeo, esa, tu nueva vida en cualquier lugar que estés, porque él no creo ningún límite y ninguna frontera, donde quiera que estés te permitirá florecer.

No tuviste de otra que levantarte y accionar tu fe, basada en pruebas y recibiendo eso que siempre te ha dicho que obtendrás si eres fiel, “Siervo fiel, en lo poco me fuiste fiel, en lo mucho te pondré “Solo era cuestión de tener una conducta, que manifiesta, que no solo crees lo que él ha prometido, sino que lo accionas, accionas esa fe que para nada es ciega...

Y cuando pases por terrenos complicados tienes ahora la seguridad de que juntos puedes manejar cualquier situación, las experiencias de enfrentar con éxito los tiempos difíciles, hace que cada vez que mires atrás, solo pueda ver cómo Dios te ha ayudado en las tormentas y como has salido airoso.

Ese duro suelo donde dormiste definitivamente escondía bajo tu cabeza tu gloria futura, ese lugar en el que ahora estás u el que irremediablemente llegarás algún día

 

 

 

 

Capitulo 18. ¿Qué quieres que haga por ti?

 

Ya Jesús conoce nuestras necesidades…

     Él, se detuvo para ver qué quería el mendigo ciego que él hiciese. Es necesario qe sepamos cuándo algo es importante, qué es lo que más necesitamos al hablar con Dios. El Señor sabía que Bartimeo era ciego y, ¡Qué pregunta! — ¿Qué quieres que haga por ti? El ciego contestó: — ¡Maestro que pueda ver ¡No le pidió ni comida ni dinero; ¿Por qué? Porque este hombre había oído de Jesús y sabía suficiente de Él como para pedirle lo que más necesitaba en ese momento.

Si el Señor se acercara a ti. Como me ha sucedido a mí tantas veces o como le pasó a Bartimeo y te pregunta: ¿Qué quieres que haga por ti? O mejor: ¡Pídeme lo que quieras! ¿Qué le pedirías hoy? Teniendo en cuenta que el Padre Amado desea darte los deseos de tu corazón y que realmente lo que te está diciendo es ¿De qué tienes hambre y sed? ¿Qué quieres beber y comer de Mí? (Juan 7:37-39 y Juan 6:35.)

Algunas veces el Señor me ha dicho: “Maribel, pídeme lo que quieras, y yo al igual que muchos tengo deudas, compromisos, uno que otro quebranto de salud, ¿pero voy a gastar en estas cosas temporales mi oportunidad de pedirle algo a Jesús? El conoce mis necesidades, no tengo que pedirle por ellas, es más son necesidades por mi ceguera, por no poder ver que todo está a mi alcance si pudiera ver con los ojos del alma, sé que lo importante, es mi conversión, mi crecimientos espiritual , mi fe, del resto de mis asuntos él se está ocupando, pero estas cosas que le pido, sin mi disposición no me las podrá dar, él solo no puede, es por eso que debo pedirle que quite mi ceguera, que me salve, no que me sane y es por eso que él me pregunta ¿Qué quieres que haga por ti? Para que sea yo la que identifique lo que quiero, no para él saberlo, él ya lo sabe.

Si Bartimeo hubiese pedido dinero al Señor, seguramente que hubiera continuado sentado junto al camino ciego y perdido, y con unas cuantas monedas en el bolsillo; pero la convicción del Espíritu Santo estaba sobre él por la presencia de Jesús. Por eso Bartimeo fue sano y libre, camino con Jesús y recibió su recompensa.

Jesús le dijo: —Vete. Tu fe te ha salvado. Al instante recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino.

Se salvo porque siguió a Jesús, sin esa conversión no hay salvación Jesús obró en su persona un cambio tal, que no sólo se puso en camino para salir de su mal, sino que se puso en camino para seguir ¡Al Camino!, o sea, a Jesús mismo.

Aquel ciego, para algunos molesto y gritón, nos dejó sin embargo una regia lección: Para curarse su mal supo a quién acudir y como lo que pidió lo hizo con plena fe, en sus ojos sombríos volvió de nuevo a brillar la luz, se paró y siguió el camino, Jesús es el camino.

Al igual que este mendigo ciego, podemos reconocer la llamada de Jesús que pasa a nuestro lado, y que nuestro grito de misericordia abra en nosotros el deseo de salir de nuestro mal, de levantarnos, y ponernos en camino para que Jesús nos pueda sanar, salvar y así poderle seguir.

Cualquiera de nosotros que necesite sinceramente ayuda para curar esa "ceguera", sea cual sea, y acuda a Jesús con confianza, tendrá la misma respuesta que Bartimeo. Sus largas noches, oscuras y sombrías volverá a cubrirse de luminosas estrellas.

 

 

 

Capítulo 17. Dios complace tus pensamientos


     Hace 3 años cuando aún vivía en Venezuela, vi una tele serie chilena llamada "Pobre gallo”, ambientada en una comuna pequeña en Linares, "Yerbas buenas", recuerdo que me extasiaba viendo sus paisajes, el pueblo con sus plazas, las tradiciones, sus bailes (la cueca), las casas de madera, con sus estufas y esos terrenos enormes con árboles frutales alrededor de ella.

     Recuerdo también como con cada capítulo suspiraba y pensaba en voz baja: " Si pudiera vivir ahí ". Hoy estoy viendo de nuevo la tele serie pero aquí en Chile y si bien es cierto que no vivo en Yerbas Buenas, pude disfrutar de todo eso en una comuna con las mismas características llamada "Ñipas", en una casa con los mismos paisajes las mismas cualidades, donde llegó parte de mi familia cuando emigraron de Venezuela. A veces me da miedo desear y soñar porque Dios me lo cumple " al tiro" como dicen aquí.

     Mientras la veía por primera vez en Venezuela nunca me pasó por la mente que Dios me cumpliera ese deseo también.

     Aquí estoy disfrutando de ese maravilloso paisaje y de este país con esa rica cultura y tradiciones.

Efesios 3:20

"Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros"

Jeremías 17:10

Yo, el SEÑOR, escudriño el corazón, pruebo los pensamientos, para dar a cada uno según sus caminos, según el fruto de sus obras.

     Desde el anhelo más pequeño hasta el más grande que crees imposible está en los planes de Dios para ti. Tal vez te ha ocurrido que piensas cosas que, para ti, son insignificantes, pero sin embargo quisieras que sucedan, como por ejemplo ¡Cuánto quisiera comerme una rica torta, pero justo ahora no tengo el dinero, trataré de regalarme esa merienda para la próxima!… Resulta que no has terminado de pronunciar la frase cuando llega alguien con el pedazo de torta que querías. (mi hija Carolina y yo tenemos muchos testimonios de estos)

   Es posible que esto lo veas como algo trivial, pero es que Dios nos consiente en lo que queremos, lo único que necesitas es saber que no es casualidad que tuvieras en tus manos esa torta, tu Padre se encargó de regalártela. Y como la torta, todo lo que le pidas y hasta lo que sueñes y no pidas, con la certeza de que es El quien provee, si no llegó es porque no estaba alineado con sus planes. cuando logras esa conexión divina y no humana con Dios puedes andar viendo cómo se abren puertas y fluyen ríos de agua viva. "El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva" y no me refiero solo a o material, por, sobre todo, la paz y la fortaleza para andar.

Salmos 37:4 

“Deléitate asimismo en Jehová, y Él te concederá las peticiones de tu corazón.”

Salmos 20:4

 Que él conceda los deseos de tu corazón y haga que todos tus planes tengan éxito”. ¡claro! siempre que esos anhelos estén alineados a la Palabra de Dios.

     Por esta razón es importante que Dios cumpla nuestros anhelos, pero “conforme sea su voluntad” y pedirle a Él que nuestro corazón sea como el de Él, bueno, puro y agradable.

Capítulo 16. Justicia Divina , Cómo funciona y cómo cree la gente que funciona.


     Yo tenía una vecina que solía decir: "Yo he de ver la justicia divina" cuando alguien le hacía algo malo, era como una especie de "castigo personal", de "Venganza", con la que ella juzgaba y condenaba. Nunca la escuché decir como buena "cristiana”: "voy a exhortarla a proceder bien, voy a ayudarla a salvarse" por ejemplo. Muchas personas suelen actuar así, y hasta se preguntan ¿Y cuándo es que le va llegar la justicia divina? cuando alguna persona hace algo malo.

     Y es que Dios no actúa como un juez frío y severo, que solo quiere sentenciar a los que actúan mal, todo lo contrario, debemos verlo como ese padre justo, misericordioso, amoroso, y firme cuyo único objetivo es salvarnos.

"No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,

Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados”. Salmos 103:10

     Debemos estar agradecidos de que la justicia divina sea mucho más que dictar sentencias y castigar a los que actúan mal. Dios nos trata así porque su justicia no se basa en la condena, sino en la salvación.

     Dios no está sentado en un trono, en cielo, anotando en una lista negra a los que actúan mal: "Este fue el que agredió a la vecina del 11", "Éste fue el que no le devolvió el saludo a aquel ". No existe tal lista negra, Él no pierde el tiempo de esa manera, no anda persiguiendo a sus hijos para ver cuando caen y condenarlos.

     Dios está planificando nuestras vidas según sus propósitos como lo hizo con Pablo, que lo persiguió hasta el cansancio, y que, según la mente humana habría sido mejor que Dios le aplicara esa "justicia divina " en la que muchos creen, lo condenara y fin de Pablo.

     Pero no ocurrió así Dios se le acercó y le preguntó:  Pablo, Pablo, ¿por qué me persigues? El respondió: ¿Quién eres, Señor? Y la voz respondió: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pablo reconoció su error, se convirtió a la fe cristiana y fue uno de sus apóstoles y llevó el evangelio por donde iba.

     Con Cristo se entra en un Reino de amor, de justicia y de paz. De repente, esta justicia adquiere un rostro muy particular, el de Jesús. Y la justicia de Dios, que podría parecernos una justicia abrumadora que nos cae encima, toma el rostro de un hombre herido, que pone sobre sí "esta injusticia" librándonos a nosotros de ella.

     Queda claro entonces que la justicia tal como muchos la entienden, en el sentido de que los malos son castigados y los buenos recompensados, no es la "Justicia Divina".

     No se trata de ver la justicia de Dios como un acto condenatorio, sino todo lo contrario, verla como un misericordioso acto de amor, de salvación. El Señor continuamente nos ofrece su perdón y nos ayuda a acogerlo y a tomar conciencia de nuestros errores para poder liberarnos. Porque Dios no quiere nuestra condena, sino nuestra salvación. ¡Dios no quiere la condena de nadie!

     Todas las palabras de Dios son un llamado lleno de amor que busca nuestra conversión. Es esto lo que el Señor dice por medio del profeta Ezequiel: "¿Acaso deseo yo la muerte del pecador … y no que se convierta de su mala conducta y viva?"

     Esta es la justicia Divina: Un corazón de Padre que ama y quiere que sus hijos vivan haciendo el bien, amando al prójimo y por ende en justicia. Un corazón de Padre que va más allá de nuestro pequeño concepto de justicia para mostrarnos lo ilimitado de su misericordia.

Capítulo 15. No fuí yo quién te visitó

 

     Reflexionaba acerca de algo que me ocurrió, y desde que pasó, no pude dejar de repetir en mi mente estas palabras: “No fui yo quien te visito”. Estaba en mi hogar con la chica que me ayuda a limpiar y teníamos todo revuelto, sillas patas arriba, muebles arrinconados, en fin, todo el escenario típico de quien “limpia a fondo” su casa. Sonó el timbre, y cuando me asomé a la puerta era una persona, a la que decidí un día no invitar más a entrar a mi casa, ¿la razón? Cada vez que lo hacía me dejaba inquieta, no traía paz a mi hogar sino todo lo contrario, y no escuchaba mis exhortaciones acerca de que si lo que iba a decir no era agradable, no edificaba y no construía, no debía decirlo, por lo que decidí no escucharla más y mucho menos recibirla.

     El caso es que después de mucho tiempo, ayer de nuevo  toco a mi puerta, no pretendía dejarla entrar pero utilizo un recurso seductor,  una “llave maestra” manipuló mi corazón diciéndome que se trataba de  una emergencia y no tuve corazón para dejarla afuera, así que le abrí , ella entró, consiguió una silla que no estaba volteada en medio del desorden y se sentó, yo en vista de que no decía cuál era la emergencia seguí haciendo mis labores esperando a que ella hablara, pues ni una cosa ni la otra, de pronto ella rompe el silencio para decirme “Estás como María” refiriéndose al pasaje bíblico:  “Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres... Lucas 10:38-42. Que dicho sea de paso no era María como me llamó ,  la afanada era Marta, pero yo entendí lo que quiso decir, me sentí mal y hasta solté la escoba para escucharla atentamente, pero seguía sin decir nada interesante, yo continué esta vez sí como Marta; Cocinaba, cocía, limpiaba, total que se aburrió de verme limpiar y se fue como vino sin nada edificante que comentar y no había tal emergencia.

     Hoy después de haber pasado un día reflexionando me di cuenta que ni yo estaba como Marta ni era Jesús el que me había visitado, pero ¿A qué viene toda esta exposición? A que no es la primera vez que me pasa, que alguien venga en nombre de Jesús a reclamar mi atención, que alguien se valga de una investidura cristiana para darle credibilidad y peso a sus palabras, entre las muchas veces que me ha pasado, una de las más notables, me pasó también hace muchos años con un pretendiente, cuya carta de presentación era que seguía a Jesús, y hasta una columna en un diario famoso tenia que se llamaba “Las sandalias del pescador” escribía cosas sublimes sobre Jesús y con esa llave maestra intentó atraer mi atención por un tiempo, seducirme, hasta que me di cuenta de quién era realmente, y era el mismo demonio disfrazado de oveja. Las sandalias del pescador.

     Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor... Y entonces les declararé: “Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad.” Mateo 7:21-23. Este, es uno de los textos más duros de la Biblia. Al final Jesús sentenciará a los “hacedores de maldad”. La sentencia más horrible que alguien pueda escuchar es que el propio Señor le diga: “Nunca os conocí…”.

     Tenemos que aprender a reconocer cuando alguien viene a nosotros en el nombre de Jesús, en cualquier ámbito de la vida, como estos personajes que mencioné anteriormente, a estos lobos hay que despojarles del disfraz de oveja, hay que quitarles esa ropa, hay que aprender a identificar y reconocer al impostor:

     Ataviados de piedad: Y en eso consiste su engaño, porque al principio no vemos nada malo. Nos puede seducir la forma de hablar, como cantan, como hablan de Jesús, y hasta la forma cómo nos tratan. Todo esto pudiera ser parte de su ropaje y eso dificulta conocer lo que llevan por dentro. El reto que tenemos por delante es que podamos quitarles a los engañadores la piel de oveja, para que veamos al lobo que está debajo.

     Una falsa espiritualidad: Para entender esto tenemos dos personajes Bíblicos: Caín y Abel ¿Cuál fue la situación de estos dos hermanos? Ambos vinieron al culto. Ambos ofrecieron sus ofrendas. Ambos adoraron. Pero en uno, su ofrecimiento fue solo para aparentar. Presentó el fruto de sus manos, pero no del corazón. Suelo decirles a mis hijos que no se dejen deslumbrar por lo grande, que se fijen en el detalle, ese que siempre se descuida y se deja al descubierto, esas pequeñeces a las que el impostor no le pone el cuidado necesario, pues está pendiente de lo que se ve.

     Jesús era una persona mansa, compasivo, humilde, empático, determinado, valiente, franco, directo… Mateo 11:29.  Me dejé engañar momentáneamente, pero reflexionando me dije, pero si no era Jesús quien me visitó y de paso ni siquiera tiene el carácter de Jesús como para ser un emisario de él, y tampoco traía un mensaje como para hacer como María y sentarme a escucharla, enseguida dejé de sentirme mal pensando que me había portado como Marta. Con el “pretendido pretendiente”, pude quitarle el disfraz de oveja pues lo que escribía no se correspondía con su actuar, trataba muy mal a las personas que por alguna razón le servían, era soberbio... Definitivamente no tenía el carácter de Jesús, todo lo contrario, era demoníaco.

     "Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Mateo 7:15” y es muy cierto esta es otra manera de reconocerlos “por sus frutos” ninguno de los personajes en cuestión tenía frutos, es más, son de esas personas que pasa el tiempo y no aprenden nada, no les ves ningún crecimiento espiritual, algo que resaltar, una mejoría en su carácter, algún camino recorrido que haya florecido. En el renglón de los malos hombres, éstos no pueden producir uvas ni higos. Lo que ellos al final producen son espinos y abrojos. Esto es: mala hierba, cuyo resultado será ser llevados al horno para ser quemado, si te fijas podrás ver esa maleza en lugar de frutos.

     Cuando el Señor se va acercando al final del Sermón del Monte, nos advierte sobre la importancia de estar en guardia para no ser seducidos por los engañadores. Para ello utiliza la figura de los “lobos vestidos de ovejas”. ¿Qué   hacemos cuando al intentar entrar a una casa vemos un letrero que dice “Perro bravo?”. Tendríamos que ser muy despistados para no tomar en cuenta esa advertencia. Pero, ¿Y si en lugar de un perro encuentras un lobo en el patio? ¿Saltarías la cerca para acariciarle la cabeza? ¿Obviarías la advertencia de “ten cuidado” ¿La palabra “guardaos”, que usa el Maestro, equivale a decir: “tenga cuidado”, “sea precavido” con ellos? Ellos vienen con una vestimenta de oveja. La idea es que al vestirse así no despiertan sospecha.  Al vestirse como ovejas logran que con su camuflaje no sean descubiertas sus reales intenciones.

Capítulo 14 La perspectiva divina



     ¡Aguanta un poquito más, que ya vendrá el alivio! Cuando mires hacia atrás te darás cuenta de cuántas bendiciones te ha dado el Señor y cobrarás fuerza en tu andar para seguir luchando. El agradecimiento te llenará de gozo y entenderás que Dios estuvo todo el tiempo a tu lado y te sostuvo de la mano en los tiempos más difíciles.

     Aprende a confiar en la palabra de Dios. Porque “es imposible que Dios mienta, recibimos un firme consuelo quienes hemos buscado la protección de Dios y hemos confiado en la esperanza que él nos ha dado. Esta esperanza mantiene firme y segura nuestra alma ...” (hebreos 6,18-19).

     Pase lo que pase, aunque las circunstancias sean adversas y la promesa pareciera nunca llegar, debemos decir “Dios está haciendo algo” y llegará el momento en que esto “Terminará” y podré experimentar sus promesas en mi vida. Todo pasa y esto de ahora también pasará.

     Imagino que Daniel le diría: “Señor yo sé que estás ejecutando un plan, pero no entiendo este cambio, necesito la perspectiva divina”, por eso miró las escrituras, para ver cuál era la visión de Dios de las cosas. “Necesito que Dios me revele lo que está haciendo” no se conformó con su visión desoladora.

     Cuando Jesús marchaba con sus Discípulos y les decía es necesario que el hijo del hombre se muera que resucite al tercer día, y sale Pedro y dice, No permitas que tal cosa te suceda y Jesús le dice, apártate de mí Satanás. Jesús tenía la perspectiva divina de su sufrimiento.

     Aunque nos duela el sufrimiento, la perspectiva divina nos da la capacidad de avanzar. Si estamos todo el tiempo quejándonos, es porque tal vez no tengamos la perspectiva divina en nuestra vida.

     Tengamos, pues, paciencia, como el labrador que espera recoger la preciosa cosecha, que tiene que aguardar con paciencia las temporadas de lluvia” (Santiago 5,7-8).

     Dios nos ayuda a sobrellevar la carga.

     Ten en cuenta la perspectiva divina: “Pide, y Dios te dará, busca, y encontrarás; llama a la puerta, y se te abrirá. Porque el que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, se le abre” (Mateo 7,7-8).

     Aprendí a diferenciar entre las perspectivas; la humana y la divina. Leyendo a Habacuc que también aprendió esa lección. Cuando miró la vida desde un punto de vista terrenal, le pareció que Dios era indiferente ante la maldad que invadía a la sociedad (Habacuc 1:2-4). Pero el Señor le dio una perspectiva divina y le mostró que la vida es más de lo que parece. Las acciones de los seres humanos no pueden desviar los propósitos de Dios (2:3).

     Ante cada situación de duda, de pesar, de sufrimiento, siempre busco su perspectiva, la divina, no es fácil, guiarse por lo divino, lo sobrenatural, pero es lo que me da paz. Pienso Dios está haciendo algo y ese algo será para mejor y eso me ayuda a estar confiada mientras se calman las aguas y ciertamente, al final ocurre el milagro, siempre es para bien.

 

 

 

lunes, 16 de octubre de 2023

Capítulo 13 Resilencia. Hablando con Dios

 


     Hay situaciones de quebranto y éstas, son el escenario perfecto para que la desazón haga su entrada triunfal; están dadas las condiciones para que la angustia esté presente en todo su esplendor. El momento ideal para la frustración y el típico pensamiento de quien permite que el quebranto se torne en derrota: “abandono esta balsa”.

     Ahora, después de mirar con detalle mi situación… Hago silencio, Señor y te explico todo lo que contiene el vaso de mi alma, vaso que está desbordado de emociones encontradas, es una tormenta de ideas, Señor me puse a escuchar la tormenta, y obvié la orden que me diste en días pasados de “pasar al otro lado”.

     Siento que “Hay un límite… y que estoy justo allí”. Señor esta situación me supera y es que hace mucho, pero mucho tiempo no experimentaba este nivel de desconcierto e inconformidad. Levanté gritos de desesperación en tu presencia, no me quejé, pues evidentemente tú no tienes la culpa de que los humanos no hagamos lo que deberíamos hacer, de que no recordemos tus promesas en momentos de angustia… Te dije lo que pienso y tú guardaste silencio mientras mi boca se llenaba de palabras de inconformidad. Eres tan comprensivo, tan misericordioso.

     Una vez terminé mi exposición, me hiciste saber: “entiendo perfectamente esa sensación que tienes… la he tenido yo contigo”.

     Yo, ya no tengo más palabras, solo escucho y entonces, traes a mi mente esta palabra: “RESILIENCIA” ya una vez me la mostraste y se la enseñé a mi hija, la analizamos juntas y vimos lo majestuoso de su significado, sí, la leí, la interpreté, pero no la internalicé, tu sabías que me iba a hacer falta más adelante.

      "Rebotar" de una experiencia difícil, como si uno fuera una bola o un resorte. Asumir con flexibilidad situaciones límite y no solo sobreponerse a ellas, sino ver más allá de la situación, la mejoría. Las personas resilientes poseen tres características principales: saben aceptar la realidad tal y como es; tienen una profunda creencia en que la vida tiene sentido; y tienen una inquebrantable capacidad para mejorar.

     ¿Eso es lo que quieres decirme? Perfecto. Entiendo tu punto, seré resiliente, la desarrollaré y me sobrepondré a este escenario… Que grande eres Señor, hoy mientras meditaba en esta palabrita me regalaste esto:

“Mira, hoy te he hecho fuerte,

como ciudad fortificada que no se puede conquistar,

como columna de hierro o pared de bronce.

Te enfrentarás contra toda esta tierra:

contra los reyes, los funcionarios, los sacerdotes y el pueblo de

Judá.

Ellos pelearán contra ti, pero fracasarán,

porque yo estoy contigo y te protegeré.

¡Yo, el Señor, ¡he hablado!” Jeremías 1.18-19

 

     Sé que estás conmigo, eres mi fortaleza y mi ayuda. Estás por encima de todo y todos, estás por encima de mis ideas y vista corta… Tú ves más allá, es en ti que se puede ser resiliente, es a través de ti que me sobrepondré, es con tus ideas que seré flexible, y es que tú ya sabes lo que yo no veía…que estaba en VICTORIA.

     La victoria tiene un nombre y, evidentemente, no es el mío, ni el de aquel, ni el de este otro; solo tu nombre JESÚS y contigo es que estamos en VICTORIA.

     Tú eres el escenario de la VICTORIA. Tú eres la respuesta y no yo. Tú eres el escenario.