miércoles, 27 de diciembre de 2023

Capitulo 23. Mi vida, una cadena de milagros


         Como seres humanos nacemos insertos en un mundo, en un país, en una comunidad. Muchas veces, la idea de “formar parte” sólo queda referida a “hacer uso” de lo que ello nos brinda, sin tomar conciencia de nuestro rol en relación con su progreso, bienestar y equilibrio, entre otras.

Tenemos la posibilidad de actuar, incidir, contribuir, sobre el medio en que vivimos, de ser ciudadanos no sólo para tener beneficios de habitar en un lugar con sus privilegios sino, para responsabilizarnos sobre lo que, en nuestro medio ocurra, pensar gratuitamente en contribuir al bienestar de otros, aun cuando no los conozcamos, es lo que ha hecho le diferencia en nuestras vidas.

         Estoy convencida de que los milagros que nos suceden, son un eslabón para unirnos a otros, yo recibo y doy, así funciona.

         Lo veo a diario en ustedes, mis hijos, cuando hablamos y me cuentan su día a día, compruebo cómo están comprometidos con el bienestar de otros, con cada gesto, cada decisión que toman en pro de los demas.

Agradecida y en paz me siento con esta familia que Dios me dio. Lo que más aprecio y me da mayor tranquilidad, es tener la certeza de que saben que dar y recibir van unidos, que es el movimiento natural de la abundancia, dar equivale a crear, porque están permitiendo que esa paz y dicha continúe su camino obrando milagros en sus vidas y la de otros.

Y esto lo siento desde que era niña, ahora entiendo la famosa “caravana” de mi papá, cuando íbamos a algún lado en varios carros, ese ver el uno por el otro, que hace que hoy día, a pesar de la distancia mis hermanos yo estemos siempre presente en la vida del otro, que cuando algo sucede se abra ese chat “Hermanos Martínez” y comenzamos a brindar ese apoyo para solventar cualquier situación.

         Mi abundancia viene de ese lazo de amor que heredé. Y que pude transmitir a mis hijos. Tan bendecida me siento que, todos los días me sale del alma darle las gracias a Dios por esta vida que me dio. Mirar cómo se insertan en esos lazos milagrosos que nos unen.

Siento que mi vida es perfecta con todo y las pérdidas y los sufrimientos, porque está conducida por Dios, y ese Dios está en la vida de cada uno de nosotros, como Padre, guía y sostén. Ustedes han aprendido a dejar que sea Dios quien mueva los hilos de sus vidas, saben que sus planes son más grandes y mejores que los nuestros. Han aprendido a esperar en sus tiempos, con su paciencia, a ver cómo se desarrollan los hechos con la certeza de que lo que viene será glorioso, y forman parte preciada de su creación.

 

 

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