miércoles, 27 de diciembre de 2023

Capítulo 14 La perspectiva divina



     ¡Aguanta un poquito más, que ya vendrá el alivio! Cuando mires hacia atrás te darás cuenta de cuántas bendiciones te ha dado el Señor y cobrarás fuerza en tu andar para seguir luchando. El agradecimiento te llenará de gozo y entenderás que Dios estuvo todo el tiempo a tu lado y te sostuvo de la mano en los tiempos más difíciles.

     Aprende a confiar en la palabra de Dios. Porque “es imposible que Dios mienta, recibimos un firme consuelo quienes hemos buscado la protección de Dios y hemos confiado en la esperanza que él nos ha dado. Esta esperanza mantiene firme y segura nuestra alma ...” (hebreos 6,18-19).

     Pase lo que pase, aunque las circunstancias sean adversas y la promesa pareciera nunca llegar, debemos decir “Dios está haciendo algo” y llegará el momento en que esto “Terminará” y podré experimentar sus promesas en mi vida. Todo pasa y esto de ahora también pasará.

     Imagino que Daniel le diría: “Señor yo sé que estás ejecutando un plan, pero no entiendo este cambio, necesito la perspectiva divina”, por eso miró las escrituras, para ver cuál era la visión de Dios de las cosas. “Necesito que Dios me revele lo que está haciendo” no se conformó con su visión desoladora.

     Cuando Jesús marchaba con sus Discípulos y les decía es necesario que el hijo del hombre se muera que resucite al tercer día, y sale Pedro y dice, No permitas que tal cosa te suceda y Jesús le dice, apártate de mí Satanás. Jesús tenía la perspectiva divina de su sufrimiento.

     Aunque nos duela el sufrimiento, la perspectiva divina nos da la capacidad de avanzar. Si estamos todo el tiempo quejándonos, es porque tal vez no tengamos la perspectiva divina en nuestra vida.

     Tengamos, pues, paciencia, como el labrador que espera recoger la preciosa cosecha, que tiene que aguardar con paciencia las temporadas de lluvia” (Santiago 5,7-8).

     Dios nos ayuda a sobrellevar la carga.

     Ten en cuenta la perspectiva divina: “Pide, y Dios te dará, busca, y encontrarás; llama a la puerta, y se te abrirá. Porque el que pide, recibe, y el que busca, encuentra, y al que llama, se le abre” (Mateo 7,7-8).

     Aprendí a diferenciar entre las perspectivas; la humana y la divina. Leyendo a Habacuc que también aprendió esa lección. Cuando miró la vida desde un punto de vista terrenal, le pareció que Dios era indiferente ante la maldad que invadía a la sociedad (Habacuc 1:2-4). Pero el Señor le dio una perspectiva divina y le mostró que la vida es más de lo que parece. Las acciones de los seres humanos no pueden desviar los propósitos de Dios (2:3).

     Ante cada situación de duda, de pesar, de sufrimiento, siempre busco su perspectiva, la divina, no es fácil, guiarse por lo divino, lo sobrenatural, pero es lo que me da paz. Pienso Dios está haciendo algo y ese algo será para mejor y eso me ayuda a estar confiada mientras se calman las aguas y ciertamente, al final ocurre el milagro, siempre es para bien.

 

 

 

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