Te doy gracias de todo corazón; me alegro en ti.
Señor, que tu tiempo sea mi reloj
Y tu voluntad, mi camino.
CONTENIDO
1. La ardiente paciencia de un trigal
2. Tus planes no son los míos
3. Como me convertí en una mujer de abundancia. Dios
proveerá
4. El que hiere es porque está herido. Pon la otra mejilla
5. Las imágenes y mi nueva relación con Dios
6. Dios no tiene humor negro
7. Tienes lo que tienes que tener
8. Un silbo apacible y delicado ¿Qué haces aquí Maribel?
9. Marta, Doña Florinda y yo
10. El Reconocimiento
11. ¿Por qué tienen tanto miedo?
12. Levántate Maribel y resplandece
13. Resiliencia
14. La perspectiva divina
15. No fui yo quien te visitó
16. Justicia divina
17. Dios te complace en todo lo que le pidas
18. ¿Qué quieres que haga por ti?
19. Tu tesoro está escondido en el duro suelo donde estás
20. ¿Los muertos salen?
21. Crea tu propia realidad
22. Cuando el dolor toca tu puerta
23. Mi vida, una vida de milagros
PRÓLOGO
Cuando tus ojos ven oscuridad, pero tus oídos escuchan esperanza…
“Vivimos por fe, no por vista. Así que nos mantenemos confiados…”
2 corintios 5: 7-8.
No fue sino hasta que falleció mi segundo esposo cuando me hice consciente de los milagros que ocurrían en mi vida, siempre ocurrieron, pero no fue hasta entonces que me di cuenta, mi vida era una cadena de sucesos sobrenaturales, comencé entonces a dejar todo en manos de Dios y a conducirme por Fe. Sin importar lo que vieran mis ojos, el milagro se estaba realizando, podía sentirlo y vivirlo, poniendo toda mi certeza en que, El Señor lo haría, me imaginaba tocando su túnica y pidiéndole cualquier cosa, lo creía y ocurría por FE. Todo tenía dos caminos; el irreal (humano) y el real de la Fe (sobrehumano).
Y fue así que, a pesar de no tener dinero, vivía en abundancia, a pesar de tener tantos hijos y nietos, podía estar presente en la vida de todos.
Decidí escribir mi encuentro con Dios y una vida sobre lo natural para mis hijos, nietos y cualquier otra persona que tenga la oportunidad de leerme, para decirles en mi propia voz que, Dios existe y es un Dios de milagros, no hay nada que no puedas lograr si crees y tienes FE, no hay nada que no puedas hacer de su mano. Y sus planes siempre serán mejores que los nuestros. Mis planes ese día eran morir de tristeza y hambre, (mi esposo había muerto y yo no trabajaba) pero él tenía un proyecto para mí y los míos.
Entendí que donde mis ojos ven perdidas, Dios ve ganancias. Aprendí a vivir en lo sobrenatural, lo divino, a esperar siempre en él, sus planes siempre fueron mayores a los míos, mientras yo soñaba con conseguir un “trabajito” para mantener a mis hijos, Dios estaba pensando en proveerme el sueño de mi vida, “Una librería”. Mientras yo quería morir de tristeza, él planeaba darme alegrías.
Aprendí a no preocuparme por aquello que he de comer, beber o vestir, a vivir por FE y no por vista. Cuando tengo planificado algo y esto no sucede, en lugar de lamentarlo, puedo ver la mano de Dios en ello.
Intento con mis testimonios, aliviar el camino de mis hijos y nietos por esta vida, aunque también sé, por experiencia, que nadie puede cargar la mochila de otro, tendrán, al igual que yo las tuve, sus propias enseñanzas y ni siquiera al tiempo de ellos, sino al tiempo de Dios, la idea entonces es que entiendan que cuando algo no sucede como lo deseamos o hasta cuando algo sucede y no lo habíamos deseado, es Dios actuando en nuestras vidas, y su voluntad es perfecta.
Esto no es más que lo que he estado diciéndoles a lo largo de sus vidas en cada situación que han tenido que afrontar y de la que han salido airosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario