domingo, 16 de abril de 2023

Capítulo 6. Dios no tiene humor negro. Su voluntad es perfecta.

   


     Fui a la misa de Fray Miguel, en la ciudad donde vivía, la Victoria-Venezuela, es una iglesia  atípica, no hay imágenes y el mensaje es totalmente bíblico, sin agregar ni quitar nada. Transcurrió la misa como siempre nutritiva espiritualmente, ni siquiera como siempre, porque cada día añadía más a nuestros espíritus, Fray Miguel tiene una conexión divina con Dios.

     Es el hecho que, al momento de preparar la comunión y mientras lo hacía, se escuchaba una voz que cantaba a capella, le cantaba a Dios por supuesto, una voz celestial, profunda, melodiosa, una voz que llegaba al alma, perfectamente afinada como la mejor de las sopranos.

     Las letras, aunque no las recuerdo, no olvido los motivos de las mismas, mis lágrimas afloraban escuchándolas. Todas, absolutamente todas, reconocían la grandeza, la gloria del señor, aceptaban su voluntad, daban gracias por las bendiciones y mostraban una adoración infinita, letra y voz unidas en el canto más sublime que he escuchado en mi vida.

     Comencé a buscar entre la gente de donde salía aquella voz celestial, quería ponerle un rostro, quise ver quien le cantaba a Dios con esa adoración, con esa gratitud, con ese amor, no la encontraba, yo estaba casi de última, pero, logré verla cuando levantó los brazos alabando al Señor en una de las canciones, he de hacer notar que mi hija Ada y yo, estábamos en las mismas, intercambiábamos miradas, con cada letra, con cada tono de voz, las dos  buscando entre la gente a esa mujer, nuestra sorpresa; la mujer que cantaba, era conocida por nosotras, si antes nos había conmovido, al verla,  no pudimos contener las lágrimas, lo insólito es que conocemos su historia, y sin dar detalles, el sufrimientos está instalado hace rato en su vida, y el ver que, lejos de increpar a Dios, o no aceptar su voluntad o simplemente no cantarle, esta mujer daba gracias al señor con su canto, lo alababa, lo adoraba con sus canciones.

     Quedé tan reconfortada, al salir de ahí, mi hija Ada me dijo: - Mamá, ya sé de dónde saca la mamá de Elba tanta fortaleza-. Quedamos gratamente impresionadas, y agradecidas a Dios que nos permitiera contemplar y participar de ese instante sublime.

     Reflexioné luego acerca de una conversación que tuve, con una persona que al igual que yo y que muchos solo tenemos bendiciones, o no tenemos al menos el sufrimiento de la primera, acerca de cómo increpamos en ocasiones a Dios y no puedo dejar de sentir dolor al ver lo ingratos que somos a veces, me duele que un pequeño detalle de nuestras vidas aun no resuelto , haga que lo increpemos y dudemos hasta de la veracidad de sus palabras; el que nuestros sueños no se den en el tiempo de nosotros, el que no sepamos interpretar la palabra de Dios, el que sucedan cosas que no entendemos, no es motivo para dudar de sus intenciones, Dios no tiene humor negro, 

     Dios sabe qué necesita cada uno de sus hijos, y sabe también cuando dárselo, debemos ser humildes y esperar en él, su santa voluntad que seguro es mejor , la nuestra se podría quedar corta cuando le pedimos, la de Dios es perfecta, buena y justa.

     Dios tiene maravillas para nosotros, pero debemos estar preparados para recibirlas, tal vez por eso aún no nos llegan las cosas que queremos, quien sabe. Solo nos pertenece lo revelado, del resto solo hacemos conjeturas, es nuestra percepción la que interpreta todo y hace estos juicios de Dios.

     Dios nos ama y nos quiere ver felices y le duele nuestro sufrimiento más que a cualquiera, él es nuestro padre, como no le iba a doler, pero al igual que el padre no le da al hijo el auto para que lo maneje hasta tanto no complete ciertos requisitos como: la edad, los permisos, el saber manejar bien sin que corra peligro ni él, ni el resto, así Dios nos da lo que necesitamos en su tiempo y según su voluntad solo cuando estamos preparados, ese es el único motivo por el cual aún no nos ha llegado, eso que le pedimos.

     Ni mucho menos cumplirá cualquier capricho nuestro, él tiene unos requisitos que nuestra petición tiene que cumplir para que sea aceptada. Santiago 4:3 “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”.

     Pero de lo que si debemos estar seguro y no dudar ni un momento es que su voluntad es PERFECTA, BUENA Y JUSTA, que Él no se equivoca y jamás nos quedará mal. Pero eso solo se logra no midiendo a Dios desde una perspectiva humana, sino activando lo que la Biblia llama fe, la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve, lo que ahora nos parece incomprensible, dentro de un tiempo va a ser tan claro que jamás volveremos a dudar de su Perfecta Voluntad.

     Y es que Dios es un excelente Padre y por esa razón muchas veces no nos puede dar todo lo que pedimos, no porque no tenga el poder para dárnoslo sino, porque tenemos que aprender a esperar, a ganarnos ciertas cosas y sobre todo a confiar en su respuesta, sea cuando sea.









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