Usé
este texto Bíblico que me regaló mi amiga Tere, como encabezado y como título
de este post en la que voy a contar mi testimonio; "resplandece"
"levántate", después de leer el hermoso correo que me envío Tere solo
éstas dos palabras retumbaban en mi mente sin cesar, Levántate y resplandece.
Hace años fui
diagnosticada con Artritis Reumatoidea, (AR) estás siglas comenzaron a aparecer
en cuanta ficha médica llevaba mi nombre, como consecuencia de la AR, mi
rodilla terminó afectada al punto de impedirme la marcha, no solo la rodilla,
ahora entiendo a las que han pasado por dolores similares cuando dicen "ni
el brasier me podía abrochar", "daba vueltas en la cama sin poder
dormir con los dolores" así pasé varios años, hasta que ante la
incapacidad para moverme sin ayuda, acudí al médico, me pusieron un tratamiento
para la AR y fui operada de la rodilla.
Luego de la operación y con el tratamiento mejoré
muchísimo, mis dolores casi desaparecieron, y caminaba perfectamente, pero eso
no duró mucho, al poco tiempo y a pesar
del tratamiento mis dolores regresaron y mi rodilla, de nuevo comenzó a dolerme
al punto de impedirme caminar de nuevo, daba más de dos pasos y tenía que
sentarme, no salía casi de mi casa, mis
hijos, mis hermanas, mi familia, todos oraban por mí, por mi salud, me insistían
a diario que fuera al médico, pero yo me decía ¿para qué? no quería volver a
escuchar lo que escuchaba siempre que iba al control por la AR, que no había entrado en remisión aún y que mi
rodilla estaba destrozada y había que ponerme una prótesis , fue tanto el dolor y mi caminar era tan difícil,
que decidí ir al médico, fui al traumatólogo, confieso que esta decisión no fue mía, mi nuera Carla casi
me obligó no solo a ir al médico, sique no me soltó hasta que me vio operada,
me sacó de ese sillón en el que pasaba los días sin pena ni gloria.
Muchas veces
le pedí a Dios en medio de mi dolor, que me sanará, leyendo testimonios de personas a las que sigo en sus
blog, como el primero que leí de Tere y hace unos pocos días el de Nohemi, en el testimonio de Nohemí también
me impresionó el título de su blog: "hay una esperanza para ti”, sentí que
Dios me estaba hablando, el hecho es que Dios ha estado tratando de decirme por
todas partes que está escuchando mis oraciones, aun sentada sin poder moverme,
adolorida he estado segura que en algún momento sucederá algo, que mi milagro
llegará.
Años después
editando este texto, pude verificar que en efecto es en los tiempos de Dios y
no en el nuestro, si bien es cierto que aún tengo el diagnostico de artritis,
no la padezco, aprendí a no padecerla, a no sentirla, a no medicarme, a no darle
pertenencia, nunca digo “MI” artritis, porque no es parte de mí, es una intrusa
que creyó que podía instalarse en mi vida para siempre, vive ahí como la vecina
que espera un descuido para entrar en tu casa sin permiso pero estoy alerta y
en mi vida no vuelve a accionar más.
porque Dios me dio ese poder de crear lo que quiero para mí y
definitivamente no la quiero a ella cerca. Un buen día doné todas las medicinas
que me habían enviado del exterior porque en mi país no las había, me quedé sin
una sola pastilla para el dolor y de nuevo le dije a Dios, “solo tú, señor, de
tu mano”
Aprendí a levantarme y a resplandecer en cada situación
por difícil que esta sea, sé que tengo el poder, su poder para cambiar el orden
de las cosas, la gente me pregunta si me curé, científicamente no, la artritis
es una enfermedad incurable, pero espiritualmente y en el mundo donde me
manejo, en lo sobre natural, no la padezco, no tomo ningún tratamiento. Mi
respuesta es “La tengo, pero no la padezco”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario