lunes, 16 de octubre de 2023

Capitulo 11 ¿Porqué tienen tanto miedo?

 

"Luego subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. Los discípulos fueron a despertarlo.



—¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!

—Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?

Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo.

Los discípulos no salían de su asombro, y decían: «¿Qué clase de hombre es éste, que hasta los vientos y las olas le obedecen?» Mateo 8: 23-27"

 

Los discípulos de Jesús iban con él en la barca, ya le habían visto hacer milagros, sabían de su poder, y, aun así, teniéndolo al lado, temieron, se angustiaron, porque Jesús dormía mientras las olas y la tormenta sacudían la barca...

¿Cuántas veces no actuamos igual que los discípulos? decidimos entregarle la vida a Jesús, confiar en él, vemos a diario como su misericordia, su bondad, su perdón, su providencia nos envuelve a cada instante y en el momento en que el temor quiere  hacernos tambalear la fe, en un segundo, le traspasamos todo el crédito que le habíamos dado a Jesús, nos olvidamos de como Jesús nos demostró a diario su amor, su protección y cambiamos toda esa paz, toda esa armonía y todo ese sosiego, toda esa seguridad, por pensamientos de negatividad y escepticismo y nos llenamos de duda y temor.

     El miedo es nuestro peor enemigo nos hace desconfiar de todo y de todos y desde ahí procedemos y entonces cuando nos vemos en la barca con Jesús navegando tranquilos, confiados, dirigiéndonos a puerto seguro, comenzamos a golpear como las olas, a crear tormentas alrededor, perdiendo así toda la paz y la serenidad que teníamos, no esperemos a que Jesús nos diga como a los discípulos en la barca "hombres de poca fe”. ¿Por qué tienen tanto miedo? Es Jesús el que está en tu barca, el que va contigo en esa barca. No permitas que el temor te robe tu paz, y tu gozo, ese, que el Señor te da a cada instante, no dejes que el miedo te tambalee la fe.

Un día tuve que  releer esto que había escrito hace tiempo, solía tener paz, no preocuparme de nada pues todo lo dejaba en manos de Dios, pero me dejé llevar por el temor, ese día llovió muchísimo, con vientos huracanados, comenzó a llover luego de que mi hija Carolina saliera en su carro, de mi casa, a la suya, y enseguida el temor se apoderó de mí, no solo comencé a llamarla al celular para saber de ella, me puse igual que los discípulos a despertar a Jesús que dormía plácidamente en el asiento de atrás del carro de mi hija, temiendo por ella: —¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!  me dejé llevar por el temor y enseguida perdí la serenidad y se la hice perder a ella.

Al día siguiente le "aconsejé" que no saliera de su casa porque podía llover igual y esta vez, estaría en una autopista, me mandó un mensaje que trascribo a continuación: "mamá no me caen bien tantas palabras negativas, me paralizan", le pedí disculpas y le dije que tenía razón, si Dios la está enviando a alguna parte a hacer su voluntad, él va a garantizar el éxito de su encomienda, no solo no tenía por qué preocuparme, sino que no tenía que preocuparla , ella tenía a Jesús en su barca, como lo va a tener todos los días, mi deber era alentarla a no tener miedo, pero como yo me estaba dejando llevar por el miedo, le transmití mis temores a ella que iba tranquila y tuvo que hacer doble esfuerzo entre controlar la situación de la lluvia y mis miedos.

     Hoy reflexionando, pues luego vino mi otra hija Adriana y me dijo: mamá últimamente estas así de preocupada por todo, llegué a la conclusión de que estoy llenando mi alma con más cosas del mundo que de las de Dios, comencé a buscar el motivo por el cual había perdido mi paz, esa paz de Dios, y llegué a la conclusión de que son más las cosas negativas con las que me estoy alimentando, que las positivas, y es lógico si me separo aunque sea un poquito del único que me sustenta y me mantiene, de mi roca, y me dejo llevar por el temor aparece  el miedo y el miedo no es de Dios.

     Porqué digo que me he alimentado más con las cosas del mundo, pues debido a que paso los días leyendo las noticias de mi país, escuchando comentarios negativos de la gente, en lugar de escuchar y ver solo aquello que exhorta, consuela y edifica, como lo hacía antes cuando logré tener esa paz de Dios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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